No es nuestra responsabilidad suplir las necesidades emocionales de nuestros padres, ni hacerlos felices, complacerlos, vivir la vida que ellos quieren para nosotros, o que nuestra vida gire alrededor de ellos….

Si esto no nos hace felices, no deberíamos de hacerlo, porque al hacerlo podríamos estar ocupando un lugar que no nos corresponde, queriéndoles dar algo que no tenemos y que solo sus propios padres pueden darles, así sea que estos sigan o no vivos.

Como hijos, estar pendientes de nuestros padres cuando ellos nos necesitan es lo mejor que podemos hacer, desde nuestro lugar como hijos y desde el libre deseo de hacerlo. Pero esto no debe implicar dejar de hacer nuestra vida o dejar de ser felices.

El flujo de la vida tiene que ver con que nuestros padres se sientan felices y nos apoyen al convertirnos en seres emancipados, independientemente de lo que ellos hayan querido para nosotros. 

Cuando esto no sucede así es muy probable que a nivel inconsciente estemos posicionados en el lugar de nuestros abuelos, de forma que también a nivel inconsciente nuestros padres nos estén demandando lo que no recibieron, y nosotros desde el amor que les tenemos estemos queriendo suplir esas carencias.

Esta es una dinámica pesadísima que genera culpas, frustración e infelicidad, y es muy necesario hacer lo que esté a nuestro alcance para cambiarlo. Las Constelaciones Familiares son una excelente herramienta terapéutica para trabajarlo.