Podríamos decir que en papá encontramos la fuerza que necesitamos para aprender, estudiar y pulir nuestras aptitudes y habilidades.

De mamá tomamos la fuerza para triunfar y de papá el estudio y preparación para conseguirlo.

Por supuesto que de ambos recibimos mucho más que esto, pero en lo concerniente a nuestra capacidad de aprender, papá es fundamental.

Somos ahora casi 8 billones de habitantes. Son tantas las historias desafortunadas, de familias disfuncionales, hijos que sufren el divorcio de sus padres y que crecen, por el motivo que sea, con una herida profunda en relación a papá.

No se trata de salir a buscarlo y “perdonarlo” e intentar resolver en persona su abandono o su daño. Se trata de trabajar/sanar la imagen que tenemos de él dentro nuestro, para nuestro mayor bien. Porque lo queramos o no, el nos dió la vida.

Y la vida es el regalo más grande. Vienen muchas cosas con ella, entre las cuales se encuentra el aprender a vivirla, estudiar, prepararnos y hacer con ella lo que anhelamos.

Se trata de aceptar a papá exactamente como es (fue), y tomar la vida que viene de él. No podemos cambiarlo, ni cambiar lo que fue, pero renegar y rechazarlo no serán la solución.

Si te cuesta abrirte a los aprendizajes de la vida, si siempre has tenido problemas para estudiar, prepararte, tomar consejo, encontrar cuales son tus aptitudes y pulir tus habilidades, tal vez, valdría la energía revisar tu vínculo con papá.