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Nuestros Ancestros.

Ago 1, 2022 | Constelaciones Familiares

Es duro aceptar que venimos de alguien que sentimos no nos dió lo que necesitamos, o nos puso en vergüenza con sus acciones. Pero aún así, esa persona pertenece, y nosotras venimos de ella.

Sistémicamente, nuestra fuerza/fortaleza viene de nuestros ancestros, primariamente de nuestros padres. Cuando sentimos el respaldo de los que vinieron antes que nosotras y son sangre de nuestra sangre, somos más fuertes.

Pero para sentirlo así muchas veces necesitamos hacer el trabajo de integrarnos dentro de nuestro sistema, dándonos nuestro lugar en el, y devolviéndoles a ellos su legítimo lugar como lo que son, nuestros ancestros.

Esto se hace poco a poco, dependiendo de cada caso. A veces, por circunstancias diversas, somos nosotras las que decidimos excluirnos de nuestra familia, por malas relaciones, traumas etc. A veces se da que existe alguien excluido por el mismo sistema, dadas sus acciones “non-gratas”.

Por ejemplo, si tuvimos un abuelo que hizo algo muy malo, por lo general la familia decide o no hablar de lo qué pasó, o darle la espalda al abuelo.

Pero el sistema no admite exclusiones. A nivel consciente pensamos que si se puede, y hasta lo hacemos, pero la energía del árbol es mucho más fuerte.

Son muchas las personas que me encuentro diciendo “yo no soy hija de mi madre” o “yo no tengo padre”, o “mi abuelo no existe para nosotros” todo esto mientras la sangre de esa persona les corre por las venas, y sus manerismos e historias son repetidas en sus propias vidas.

Y es que, es duro aceptar que venimos de alguien que sentimos no nos dió lo que necesitamos, o nos puso en vergüenza con sus acciones. Pero aún así, esa persona pertenece, y nosotras venimos de ella.

Hacer el trabajo de integrar todo esto es uno de los actos de fortaleza y valentía más grandes. No debe de forzarse ni hacerse porque nos lo sugieran. Debe hacerse cuando sentimos estar listas. Pero si llegamos a hacerlo, es el mejor regalo que podemos darnos.

Esto porque nuestro clan nos fortalece. Es una energía que nos impulsa. Y todo pertenece, tanto lo bueno como lo malo. No se trata de perdonar, sino de aceptar lo que fue, exactamente como fue, porque no podemos cambiar el pasado.

Lo que podemos es construir un mejor presente y futuro, aceptando la fortaleza que viene de nuestros ancestros.