A veces nos cuesta aceptar lo que sucede a nuestro alrededor, y asumir las responsabilidades que como adultas hemos contraído.
Nos cuesta mucho más darnos cuenta que esta incapacidad de hacernos responsables y tomarnos las cosas con la seriedad pertinente puede venir de una actitud más infantil en nosotras.
El consciente nos hace creer que estamos al mando cuando en realidad nuestras actitudes dicen lo contrario, revelando que quien está a cargo mucha veces es esa niña que habita en nuestro interior.
Podemos pasarnos toda una vida prestándole toda nuestra atención a esa niña, dejándola que controlo nuestro comportamiento. Le damos gusto sin darnos cuenta, y lo hacemos de mala manera.
Y es que en vez de sanar sus carencias y dejarle saber que ahora estamos a cargo, la mayoría de las veces permitimos que se manifieste desde la inmadurez propia de alguien de corta edad.
Una niña no debería tener responsabilidades, no quiere trabajar, ni hacer deberes, ni hacer lo necesario. Una niña quiere jugar y que la cuiden y den amor.
Cuando se le obliga llora o se pone malcriada, y si lo que que tuvo fueron carencias, se pondrá triste o demandante, por ejemplo.
Parte del crecer emocional y psicológicamente tiene que ver con la consciencia de qué hay momentos en los que debemos tomarnos las cosas con seriedad y madurez.
Si las cosas no están saliendo como queremos y necesitamos hacer cosas que debemos, lo mejor que podemos hacer como adultas es ver lo positivo en la situación y ver cómo resolverla.
Si esto te cuesta, tal vez, quien esté a cargo sea esa niña dentro tuyo que no está conforme, en cuyo caso sería interesante trabajar este tema.
Evadir tus responsabilidades no va a solucionarlas, y menos desaparecerlas de tu vida. Lo único que consigues así es que las situaciones se compliquen aún más.
Lo mejor que podemos hacer cuando algo sucede que no nos gusta es atenderlo y ocupar nuestras energías y nuestra mente en darle solución. Y debería ser lo prioritario.
El consciente existe no por casualidad sino como parte de nuestra evolución filogenética. Debemos hacer buen uso de este porque es una herramienta formidable, y no por nada nos distingue del resto de animales.
No se trata de culparnos y hacernos sentir mal por no querer hacer lo necesario ya que, como les compartí en el arte anterior, podríamos estar funcionando desde el inconsciente.
Lo importante es darnos cuenta para poder pasar de la actitud inconsciente a la claridad consciente de que no estamos actuando para nuestro mayor bien.
Es entonces cuando podemos tomar mejores decisiones, ya sea que las podamos ejecutar por si mismas o que tengamos que buscar ayuda si además nos damos cuenta que no podemos salir solas de este comportamiento.