En esta vida existen verdades, usualmente vinculadas a subjetividades sobre lo que es verdad para cada quien, y luego existen los hechos.

Ser hijas de nuestros padres es un hecho, lo queramos o no, nos llevemos bien con ellos o no, y aunque hagamos todo lo posible por desvincularnos de ellos.

Es imposible no ser sus hijas porque su sangre corre por nuestras venas. 

Pero es posible que rechacemos este hecho según ciertas vivencias dolorosas y traumáticas que algunas hemos experimentado en relación a ellos.

Lo que no nos damos cuenta es que este mismo rechazo, dolor, o resentimiento nos vincula aún más a quienes nos dieron la vida, desafortunadamente desde una lugar que no es saludable.

No se trata de hacer cosas de manera física para cambiar lo que fue, porque eso es imposible. Se trata de poco a poco ir sanando dentro, cambiando la imagen interior que tenemos de ellos, para nuestra paz y desarrollo.

La terapia de constelaciones familiares es una excelente herramienta para trabajar en nosotras mismas, y para nuestro mayor bien, el vínculo con nuestros padres, aceptando y sanando lo que fue, y poder tomar la vida que viene de ellos.