Pasa mucho que confundimos ser auténticas con hablar lo que pensamos aunque esto sea rabia pura. Esto es cierto, en parte, porque a veces ni siquiera tenemos el valor de expresar nuestra rabia.
Pero más allá del enojo tan válido que podamos sentir en nuestro momento presente, y que nos acompaña desde hace mucho, nuestra Alma es puro amor. No lo olvidemos.
Nivel de enojo y de rabia de Lilith, nivel de necesidad de sanar nuestras partes rotas, porque le fin último no es el odio ni el dolor, es el Amor y la reconciliación con nosotras y nuestro entorno.
Este trino nos puede llevar a reflejar con nuestra palabra lo que más duele, con el propósito de sanarlo, o enredarnos más en la espiral de rencores que queramos proyectar.
Y no se trata de contenernos y de evitar expresar lo que sentimos. Si lo que hay es enojo y dolor, que así sea, porque es válido y también pertenece, pero debemos hacer que valga la pena.
La decisión es nuestra, y se trata de ir madurando, creciendo y evolucionando.
Expresar el enojo es un primer paso, pero si ya hemos estado ahí mucho tiempo, les propongo hacer la evolución poco a poco, del odio al dolor, del dolor a la tristeza, y de ahí al amor.
Hoy es un excelente día a nivel terapéutico, para hablar y trabajar estos temas con el terapeuta, para elegir comunicarnos con lo demás, especialmente con los que queremos, desde el amor.
Dar un paso hacia la sanación. Iniciar un curso, o leer las primeras páginas de un libro que nos ayude también pinta muy pero muy bien.
Bendiciones cósmicas.